lunes, 23 de enero de 2012

Una Absurda Superstición 46 :

-¿Es que tus padres no trabajan?
-Mi madre vende las flores que le digo ahí fuera algunas veces cuando tenemos suficiente material y, cuando el negocio está flojo, ronda por los supermercados pidiendo ayuda a los señores.
-Limosna quieres decir...
.No, señora, que va. Ya nadie da limosnas. Mi abuelo siempre anda diciendo que cuanto peor es la gente, más desconfía de los vicios ajenos ¿sabe?. Lo que hace mi madre es pedir ayuda en especies: una mujer le paga una lata, otra media docena de huevos, cada cosa tiene su utilidad, hasta los pañales para bebé y eso que soy el benjamín. Lo que nos viene bien lo utilizamos nosotros, lo que no se intercambia con los vecinos y lo sobrante nos lo acaban comprando en los mercadillos.
-¿Y tu padre?
-Trabaja con chatarra pero eso ya da muy poco.
-¿Vende ollas?
-¿El que?
-Ollas, pucheros, cacerolas... Cacharros de cocina.
-Ya no, pero cuando el abuelo era joven se ganaba así la vida y también arreglaba las que estaban rotas y afilaba cuchillos.
.¿Tienes hermanos?
-Ocho más grandes que yo. Y quince sobrinos, ¿que le parece?
-Que debe ser muy divertido vivir en tu casa pero no me has explicado lo que haces aquí, dentro de estas cuatro paredes quiero decir.
-Mujer, pues es fácil de imaginar. Los guardas del cementerio nos persiguen a mi y a mis colegas para impedirnos trabajar y hay que esconderse donde se puede. Cada uno tiene su garita y esta ha sido siempre la mía, es de las mejores, abriga mucho porque no tiene humedades y nunca me ha molestado nadie.

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