sábado, 11 de febrero de 2012

Aquellos sastres fueron nueve 56 :

-Si, con su madre viuda, o a lo mejor soltera como decían los rumores, porque entonces estas cosas se tapaban. El caso es que la chica pasaba los días delante de la maquina de coser bordando encargos que le hacían lo mismo las tiendas que particulares y enseñando a otras mujeres que pagan por aprender. Vivía nada mas que para los bordados que les daban de comer a las dos y a sus periquitos, dos pajarillos parlanchines que saludaban a todo el que pasaba por delante de la puerta de su ama y que al morir eran sustituidos enseguida por otros porque nunca le faltó la pareja. Cuando la madre pasó a mejor vida, la pobrecita siguió igual, como si nada hubiera cambiado, durante años, hasta que también ella murió mas sola que la una. ¿Alguna otra pregunta? ¿No? Pues si ha terminado el interrogatorio me gustaría que ahora me explicarais a mi con todo detalle, lo que hicisteis anoche, lo que visteis y lo que signifique. Y no necesito verdades bíblicas, con vuestras conjeturas me apaño.

Así lo hicieron eMé y Mariola pero al llegar a la parte de los por qués tuvieron que admitir que no sabían nada, no tenían hipótesis ni siquiera descabelladas.

Y mientras ellas tres hablaban, yo rebuscaba en la memoria de mis maderas estructurales, revolviendo entre tantísimos recuerdos acumulados

Cuando eMé regresó a su casa estaba cansada y se le notaba. 
Me urgía contactar con ella para transmitirle algunos detalles que podían ser útiles para la misión que tenía entre manos, pero no tuve oportunidad porque tras pasar al cuarto de baño y beberse un vaso de agua se tumbó en un sofá y durmió un sinfín de horas. ¿No se dice por ahí que las personas de cierta edad duermen poco?
Mi intención era respetar su descanso pero el tiempo pasaba, calculaba que Bruno se presentaría en cuanto acabara su jornada laboral de un momento a otro y consideré una buena idea hablar mientras  ella dormía para ir adelantando y si algo quedara confuso, tiempo tendríamos para contrastar.

Cuando el chico llamó a la puerta de su abuela, ella ya estaba al tanto de ciertas cosillas.

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