domingo, 1 de abril de 2012

El Pedregal 5

5.  EL JARDÍN. EXTERIOR. DÍA.

Un coche tipo furgoneta avanza por el camino de guijarros para detenerse a la puerta principal sobre la que se lee, en grandes y bonitas letras talladas en la piedra por algún antiguo maestro, la inscripción "El Pedregal"

Los macetones que adornan el portón de entrada, lo mismo que las macetas y jardineras distribuidas por el porche carecen de plantas y, rellenas de arena, son piedras las que recubren la parte superior de cada una; piedras de diferentes tamaños, formas y colores que han sido seleccionadas y depositadas allí con un esmero y cariño que se aprecia sin esfuerzo también en las que hay distribuidas por los alfeizares de las ventanas, sobre algunas mesas y en cualquier superficie capaz de sostener una obra de arte, que es lo que parecen las piedras así ordenas .

Desciende del vehículo un grupo de siete personas adultas de diferentes edades y de aspecto cuidado.
Toda la familia sale a recibirlos.
Todos se saludan con simpatía y una cierta euforia.
Les invitan a entrar en la casa guiados por IRENE
ADRIANA, ALONSO, TIMOTEO con movimientos muy lentos, e incluso MATEO se ocupan de descargar los equipajes y meterlos en la casa.


6.  CASA/CAMPO. EXTERIOR/INTERIOR. DÍA/NOCHE.

Durante las tres jornadas siguientes se ve a los visitantes en diferentes momentos del día y de la noche, en grupos, en parejas, solitarios cada uno de ellos, paseando, cenando en comunidad o escuchando en el salón música interpretada en el piano por BASILIA.
Se oye el murmullos de las conversaciones apreciándose solo los tonos de voz y los gestos, pero sin entenderse lo que dicen.
IRENE y ALONSO, que participan en casi todo, parecen alegres y animados pero en las miradas y en los gestos que se dirigen mutuamente se aprecia tensión y esfuerzo.

Una mañana la furgoneta está de nuevo aparcada frente a la puerta y los invitados van saliendo de la casa para subirse a ella.
Las despedidas se hicieron la noche anterior y ahora solo IRENE ayuda a ALONSO con los equipajes.
Cuando el coche arranca IRENE saluda con la mano hasta que se pierde de vista.
Si eran familiares, según la creencia de MATEO,  la correcta y amable despedida ha sido muy fría.

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