El Pedregal 6

7.  LA CASA. EN LA COCINA. INTERIOR. NOCHE.

ALONSO e IRENE, alrededor de la mesa, hacen cuentas manejando recibos y dinero.

TIMOTEO está sentado en una mecedora junto a la ventana mirando la noche oscura del exterior aparentemente ensimismado.

IRENE va separando el dinero en montoncitos mientras habla tanto con ALONSO como con TIMOTEO y consigo misma.

IRENE : Para las tuberías y demás materiales del baño de arriba. Una muda más para cada uno de los mayores, que en el invierno no hay quien vea la ropa seca. A Mateo le han dejado bien surtido el vestuario, lo mismo el interior que el exterior, ¿lo habéis visto?

ALONSO : No, yo no.

TIMOTEO : Yo sí. Y prendas de calidad que son.

IRENE : Aunque es lo de menos porque está creciendo tan deprisa que el año que viene nada le servirá ya. Bueno, acabemos con esto.

(Regresa con la atención y las manos al dinero).

Para la ferretería, Alonso, ¿Crees que tendrás bastante?

ALONSO : Espero que sí, aún después de pagar lo que me traje a deber la última vez.

IRENE : Para el libro de Timoteo.

TIMOTEO : Ponlo después de la medicina de Adriana y solo si sobra algo.

IRENE : Eso ya lo tengo aquí apartado (lo señala poniendo la palma de la mano encima). Las telas para vuestras camisas y nuestras batas y esto otro para la comida y demás gastos domésticos. ¡Bien!... ¿No os lo parece?... Las mantelerías de Basilia han sido un éxito esta vez, se han vendido las que había y han encargado más.

ALONSO : Firmaría por lo mismo todas las semanas.

TIMOTEO : Pues yo lo encuentro descompensado. Representa muchísimo trabajo, sobre todo para vosotros dos, con el consiguiente cansancio desmedido.que os dejan cuando se van a cambio de muy poco.

ALONSO : Pero más que por el trabajo en sí es por la tensión con la que nos movemos y los beneficios no son solo económicos, están los regalos y nada más que con la ropa que traen la ganancia es significativa.

IRENE : Y de alimentación. Nos mantienen los días que pasan aquí y cada vez nos dejan pagada la comida para otra semana más como mínimo y el bolsillo lo nota con agradecimiento. Además, si encareciéramos los precios dejarían de venir porque en igualdad de condiciones pueden elegir entre mil hoteles.

TIMOTEO : Nadie organizaría esta casa mejor que vosotros. Me enorgulleceis.