viernes, 27 de enero de 2012

Una Absurda Superstición 48 :

-Y quiere estar con su abuela. Comprendo.
-Escúchame. ¿Estarías dispuesto a hacer un trabajo para mí? Puedo pagarte bien.
-Se lo hago gratis, ¿de qué se trata?
-Irás a la dirección que está anotada en este papel y al chico que te reciba le dices que en adelante debe ser tu protector. Si acaso no estuviese te esperas, que no tardará en llegar. Es muy simpático ya verás como te gusta. Y también quiero que le digas que se pase mañana por la mañana por el cementerio y se ocupe de todo. Nada más.
-¿El es tu hijo?
-No, es un ahijado, como tú desde ahora y hará lo que le pido porque me quiere y además porque me debe un par de favores. ¿Dispuesto? Pues adelante.
-¿Va a estar aquí cuando vuelva mañana?
-No lo creo.
-¿Es que no vamos a volver a vernos?, lo digo por contarle como me van las cosas con ese chico.
-Seguro que te van a ir bien y quédate tranquilo porque yo estaré al tanto. Ten el papel con las señas y este dinero para el camino, lo que sobre tu sabrás como emplearlo, ¿a que sí?
-Seguro.
-Pues venga, no te entretengas.

-¡Vaya sorpresa, abuela! No contábamos con el chavalín pero han rodado bien las cosas, ¿no te parece? Confío en que ellos congenien y sean soporte el uno para el otro porque una cosa es empujar la suerte y otra distinta que ella se digne mirarte. Las cosas se ordenan solas, está más que visto.

¡Bueno!... Ahora a lo que íbamos, porque si no esta vida es el cuento de nunca acabar. A ver: el bolso, las píldoras, la despedida....


FIN

1 comentario:

  1. Hola. Disculpa mi retraso en responder.
    Tu oferta me habría entusiasmado hace un par de años, ahora he perdido la fe y no me interesa poner en papel mis libros.
    No obstante, agradezco muchísimo que hayas dedicado un solo minuto de atención a mi blog.
    Saludos. Y, otra vez, gracias.

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