Lo previsible es que las cosas se pongan aún peor y entonces ¿cual será la alternativa para las generaciones que vienen? Y no me refiero a las futuras lejanísimas sino a la de nuestros hijos y sobre todo a la de nuestros nietos que está ahí mismo. Solo con que olvidando ambiciones y arrogancias fuéramos valientes para recapacitar y hacer las cosas lo mejor posible, pensando en el interés común y en la sostenibilidad de lo que nos rodea, quizás podríamos mejorar las cosas para todos. Es obligación de los gobernantes y responsabilidad nuestra, pero no parece que por el momento ni ellos ni nosotros pongamos mucho interés en la cuestión más allá de las palabras huecas. ¿A qué esperamos? ¿Es que no nos importa seguir pisando cristales en las playas y desperdiciando tiempo en atascos de tráfico? Echar la culpa a otros es cómodo y liberador pero no soluciona.
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