Otra casa más sin habitantes. Aletargada. Sin vida.
Es en realidad una de aquellas antiguas villas familiares, tan grandes casi como palacetes y por ello con un precio tan elevado que su compra resulta inaccesible para la gente corriente. 
Durante los últimos años ha carecido de mantenimiento y necesita un sinfín de reparaciones tanto exteriores como interiores.  Ya son muchos los inútiles y desteñidos carteles de diferentes vendedores, que el viento arranca cada invierno.                                                                   
Foto mc
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