domingo, 3 de julio de 2011

Doña Isabel 27:


ISABEL : La prensa te calificará de artista novel...
AGUSTIN : Lo que tu prefieras; eso no va a eliminar sus defectos.
ISABEL : Te noto muy ilusionado.
AGUSTIN : Es que lo estoy. Fíjate, solo con que consiguiera vender una, una sola, me sentiría el hombre más afortunado del mundo.
ISABEL : Dalo por hecho.
AGUSTIN : Si estás tramando disfrazarte para ir a comprarla, olvídate; te reconocería al escogerla.
ISABEL : No pensaba hacer tal cosa.
AGUSTIN : Bueno, ya sabemos que voy a ser un artista de la madera; y tú ¿qué? ¿jardinera, confitera o curandera?
ISABEL : Lo de curandera me hubiera gustado mucho, figúrate que hasta se me ha pasado por la cabeza, pero me he encontrado con un gran obstáculo y es que no tengo poderes.
AGUSTIN : ¿Entonces qué?
ISABEL : Voy a ser modista.
AGUSTIN : ¿Modista?
ISABEL : Como lo oyes. Estudié muy en serio mis capacidades y, de acuerdo con ellas, me hice una relación de profesiones de la que fui excluyendo las que menos me gustaban y aquéllas que, con el tiempo, pudieran hacérseme más incómodas y así, suprimiendo por un motivo pretérito y eliminando por otro futuro, me quedé con la costura.
AGUSTIN : Es tu elección y si a ti te satisface, a mi también.
ISABEL : (Susurrando confidencialmente). ¿Sabes que ya tengo tres clientas citadas para mañana?
AGUSTIN : ¡Qué me dices! ¿Cómo se han enterado?
ISABEL : He seguido tu ejemplo de artesano laborioso y durante este último mes, cuando iba a comprar, he dejado correr la voz.

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