domingo, 14 de agosto de 2011

Aquellos sastres fueron nueve 39:

-No, no lo estoy. He sido siempre independiente y así quiero continuar. No pretendo ofender a tus padres ni causarles pena alguna ni el menor quebradero de cabeza y por ello he pensado en una mentirijilla útil: este piso es un cuarto y resulta alto al menor contratiempo técnico del ascensor, no hay jardines por los alrededores ni zonas verdes donde poder pasear, ni tiendas de barrio para abastecerse de lo necesario sin tener que desplazarse por obligación al hipermercado.
-Pues te encantaría la corrala donde trabajo. Tiene todo lo que buscas.
-Si tuviese viviendas libres.
-Las tiene y en el bajo, en pleno patio comunitario. Jardines ni te cuento: Sabatini, del Moro, Plaza de España, las Vistillas... Conoces el barrio.
-¿Muy caras? Esas viviendas, quiero decir.
-Me voy a enterar, aunque yo calculo que con la venta de ésta como mínimo saldrías lo comido por lo servido.
-Estupendo entonces porque me sobra el negocio. ¿Me ayudarás, Bruno?
-¡No lo dudes eMé! Mañana me informo de condiciones concretas. ¿Lo sabe tu hijo? -preguntó en tono confidencial y con sonrisa maliciosa inclinándose hacia su abuela.

No hay comentarios:

Publicar un comentario