domingo, 9 de octubre de 2011

Una Absurda Superstición

-Lo que la gente llama buena suerte no se regala, hija, hay que comprarla y ten por seguro que su precio casi siempre roza el límite de nuestros posibles.
-¿Tan cara es, abuela? Dime cuanto cuesta.
-Mucho, niña, mucho.
-¿Entonces por qué la gente quiere tener buena suerte?
-Porque no se dan cuenta de lo que piden hasta que ya no tiene remedio. Para que lo entiendas, haz memoria y acuérdate de un buhonero al que la primavera pasada tu tía Inés compró una preciosa olla colorada. Era muy grande, ¿la recuerdas ya? La critiquita para los potajes de esta familia y tenía un color rojo reluciente y un tacto tan suave que no tuvo por más que traérsela a casa, alegrándose además de que no haría falta frotarla con estropajo de aluminio. Como costó barata todos pensamos que había tenido muchísima suerte de hacerse con ella antes de que alguna vecindonga se la hubiera quitado de las manos.

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