-Sí me acuerdo, abuela. Luego resultó que cuando la puso al fuego se quemó la pintura y aparecieron los agujeros.
-Y hubo que tirarla, ¿te das cuenta? En un rato ni marmita ni dinero.
-Es que eso fue mala suerte, abuela.
-Buena suerte, mala suerte... ¿Qué misterios son más importantes, y fíjate que no digo los más bonitos ni los más feos, cuando se trata de rezar el rosario, los dolorosos, los gozosos, o los gloriosos?
-No se puede elegir.
-Naturalmente que no porque entonces el rosario dejaría de ser lo que es y eso mismo es lo que pasa con la suerte, que solo hay una pero según el momento se disfraza de buena o de mala.
-¿Y entonces?
-Pues que no tienes que intentar acercarte a ella. Eso es lo mejor. Bastante tendrás con resignarte si es que ella te elige a ti alguna vez. Dios no lo quiera.
-¿Porque la buena suerte al final es mala?...
-Eso mismo. Así de sencillo. De manera que no la busques nunca, hija, nunca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario