27. LA CASA. EL DORMITORIO DE BASILIA. INTERIOR. DIA.
La habitación entera es un batiburrillo de cosas desperdigadas por todas partes, sobre todo ropa, zapatos y objetos de tocador, sin embargo resulta un espacio cuidado y sobre todo lleno de vida y calidez.
El mobiliario, anticuado, forma un conjunto completo.
La cama es grande, con almohadones de diferentes tamaños por encima y todos ellos armoniosamente coordinados.
La mesilla y la cómoda están repletos de libros y de piedras.
Hay fotografías enmarcadas por las paredes y sobre los muebles.
BASILIA está medio tumbada en un sillón, recostada entre cojines y ojea una revista mientras fuma un cigarrillo.
IRENE : No deberías fumar, Basilia.
BASILIA : La ventana está abierta para que salga el humo y jamás nadie en esta casa se sintió molesto, ni siquiera mi abuelita que era la más pejiguera.
IRENE : Es por tu salud.
BASILIA : No soy inmortal y el nombre de lo que tenga que venir a por mí me trae sin cuidado.
IRENE se sienta frente a BASILIA en un taburete que aproxima.
IRENE : Como quieras. Necesito de ti Basilia, es importante.
BASILIA : Me tienes a tu disposición como siempre, ya lo sabes.
IRENE : Quiero que me cuentes desde el principio todo eso de la música de Adriana. Hay algo que me huele a chamusquina y no se lo que es.
BASILIA : Pues a buen sitio has venido a preguntar porque yo aún no salgo de mi asombro.
IRENE : ¿Acaso no eres su agente? Alonso me lo ha dicho y estaba delante.
BASILIA : Palabras de acompañamiento, cosas que se dicen en un momento tenso para suavizar y conseguir una baza con la que jugar. Un impulso instintivo, te lo aseguro, nada más. En medio del sobresalto enorme que tuve, la intuición me aconsejó situarme en su dimensión, pero no sirvió de nada.
IRENE : Pues la única que sabe música en esta casa eres tú así que de alguna manera tienes que haber intervenido.
BASILIA : Y yo te digo que no.
IRENE : ¡¿Y desde cuando canta Adriana?! ¡Mejor dicho, ¿desde cuando canta bien?! ¡Por Dios, ¿cómo puedo creerme lo que está pasando?! Te lo advierto, quiero liberar al gato y con tu ayuda o sin ella no voy a parar hasta que lo encuentre.
BASILIA : ¿Has buscado pistas en su dormitorio?
IRENE : ¡Pues claro que no! Y tú tampoco, Basilia.... (mirándola a los ojos con intensidad). Respetamos la intimidad de cada uno, ¿recuerdas que lo prometimos?
BASILIA : Salvo caso de fuerza mayor que se decidiría en asamblea. Tal vez sea este el momento.
IRENE : Hay otros caminos aún. (Instantes de silencio meditabundo por parte de las dos). ¿Por qué no hablas tú con ella? Intenta sonsacarla algo. Haz valer tu posición de representante suyo.
BASILIA : ¿Crees que no lo he hecho? Estoy tan sorprendida como tú si no más y quiero saber. Lo he intentado, pero todo lo que he conseguido es un "si" pelado a mi ofrecimiento de ser su agente y un "ya hablaremos cuando tengamos de qué hablar" a todo lo demás. ¿Me autorizarías a echar un vistazo a sus cosas? yo no tengo tantos pudores respetuosos....
IRENE : No.
BASILIA : Solo haz la vista gorda entonces.
IRENE : De ninguna manera, Basilia. Ni se te ocurra
IRENE se levanta, camina hasta la puerta y empuña el picaporte para salir.
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