miércoles, 30 de mayo de 2012

El Pedregal 22

37. LA CASA. EN EL JARDÍN. EXTERIOR. DIA.

ADRIANA y ANGEL atraviesan la cancela en dirección a la casa. Cruzan el jardín charlando y riendo hasta llegar a la altura del porche donde ADRIANA dice algo señalando alguna zona del jardín. ANGEL asiente y entra en la casa.

ADRIANA se dirige a un banco, se sienta y permanece un buen rato con las manos en el regazo, la mirada baja y el gesto angustiado.

ALONSO pasa cerca empujando una carretilla y la ve. Se detiene a observarla. Se aproxima sentándose junto a ella.

ALONSO : ¿Qué pasa Adriana? ¿Cansancio?
ADRIANA : Sí.
ALONSO : ¿Mucho?
ADRIANA : Infinito. No, no me mires así porque no me he descuidado con nada.
ALONSO : No desconfío, Adriana, es preocupación.
ADRIANA :Estoy bien.
ALONSO : Cuando acabemos de comer quiero que duermas una buena siesta... de las de cama con pijama y mientras yo rebusco con Irene en el botiquín a ver si encontramos un reconstituyente.
ADRIANA : Debe estar muy enfadada conmigo.
ALONSO : ¿Irene?
ADRIANA : (Solo afirma con un gesto de cabeza).
ALONSO : No, te lo aseguro. Está preocupada, como lo hemos estado todos en los últimos días. Es normal, ¿no te parece? Si tu quisieras decirnos, aunque fuera por encima...
ADRIANA : (Se lleva las manos a la cabeza sujetándola con fuerza). ¡Silencio! ¡No hay nada! ¡Todo está igual! Silencio.... Por favor... Silencio... Schhhhh....
ALONSO : (La achucha con un brazo y a la vez, con la mano del otro, retira las de la mujer de la cabeza y acaricia su pelo). Está todo bien Adriana. Nadie está enfadado contigo. Tu no te preocupes por nada. Todo está igual que siempre. Nada va a cambiar.

ALONSO continua recitando letanías de consuelo durante un rato, incluso mientras la ayuda a ponerse en pie y a caminar con dirección a la casa.

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