jueves, 31 de mayo de 2012

El Pedregal 23

38. LA CASA. EN LA COCINA. INTERIOR. DIA.

La comida, que ha transcurrido con humor general sombrío, finaliza.
ADRIANA, ensimismada, no ha pronunciado ni una palabra y todos los demás parecen temerosos, barruntando algo y sin dejar de acechar con disimulo tanto a ADRIANA como a ALONSO.
Cada uno de los miembros de la familia se levanta y deposita su servicio de mesa en el fregadero.

BASILIA : (Procurando que su tono de voz suene tan superficial como de costumbre). ¡Tengo una galbana que no puedo con ella! Si me necesitáis buscadme en una hamaca de la galería. ¡Mateo, tesoro, ¿querrás acercarme mi bastidor y el costurero que están en el salón?! Así, mientras tanto, yo descabezo un poquito, porque luego tengo a la espera una buena tarea y aprovechando que Angel no vendrá hasta la noche a ver si avanzo.
IRENE : Será que ese buen hombre te impide a ti cumplir con tus obligaciones.
BASILIA : No impide, pero entretiene. ¿Y cual era esa gestión tan importante, decís?
IRENE : Tenía que ir a Correos y ya comía por allí y visitaba la zona para aprovechar el desplazamiento que no es poco.
BASILIA : Bueno, en realidad ¿qué me importa? ¡¿Mateo?!...
MATEO : ¡Te lo traigo ahora! ¿Puedo coger de tu habitación el libro de las Rutas Viajeras?
BASILIA : Claro criatura mía. Pero cuando te canses vuelves a dejarlo en su sitio, que es el libro de todos los niños de esta casa, ya lo sabes, y tenemos que conservarlo.
MATEO : Nunca se me olvida, no se por que te preocupas. (A ALONSO, que está fregando los cacharros, le da una palmada en el brazo con gesto burlón al pasar por su lado, intentando hacerle rabiar).
ALONSO : (Siguiendo la broma). Aprovéchate mientras puedas que bien poco te queda, la semana que viene friegas tú, ¿a que soy prodigioso recordando los turnos del estropajo?

BASILIA sale de la cocina seguida de MATEO y TIMOTEO.
La ultima es ADRIANA. IRENE la agarra cariñosamente de la cintura y retira el pelo de su frente acariciándola pero en realidad comprobando la temperatura de su frente.

IRENE : ¿Te encuentras bien,Adriana?
ADRIANA : Muy cansada.
IRENE : Te noto enfebrecida, tienes unas chapetas que no son normales. ¿Alonso?
ALONSO : Sí. Va a dormir una buena siesta ahora y cuando se levante veremos como se encuentra. Anda. Adrianita, no desperdicies el tiempo.
IRENE : ¿Quieres que te acompañe y te arrope?
ADRIANA : No. (Da un beso medio agradecido, medio distante, indeciso, raro y un poco tirante a Irene). Hasta luego.
IRENE : Que descanses, hija.
ADRIANA : (Afirma solo con la cabeza y sale de la cocina con aspecto ausente).

En la cocina solo han quedado ALONSO e IRENE. Ella acabando de recoger la mesa y barriendo, él fregando platos, vasos, cubiertos, cacerolas y fogón.

ALONSO : Cuando acabes con lo tuyo ve preparando café mientras termino y te pongo al corriente. Se avecinan complicaciones.
IRENE : Estoy contando con ellas desde hace unos días. ¿Aviso a Timoteo? (Ya está preparando la cafetera).
ALONSO : Sí. El siempre es una ayuda.

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