martes, 25 de enero de 2011

Aquellos sastres fueron nueve 10:

A Gloria e Isidro los tengo en el 3ºH. Ellos se dicen matrimonio pero no lo son, ni ante la ley ni ante ninguna iglesia.
Al fallecer su esposa, él vendió el piso familiar, compró este mío pequeñito y suficiente y el dinero sobrante lo repartió entre los hijos. También el marido de ella había muerto cuando se conocieron, pero es la que se niega a legalizar la situación para no perder su pensión de viuda, lo que por un lado es una mala cabezonada y el día que a Isidro llegue a pasarle algo se va a ver en la calle, porque los herederos no la pueden ni ver y no lo van a dudar ni un momento, aunque por otra parte es injusto calificar de terquedad lo que es casi una necesidad ya que él nunca cotizó lo necesario y si recibe la pensión mínima es gracias a que un ángel disfrazado de funcionario le arregló papeles.
Han organizado su vida de esa manera y bien está. ¡Faltaría más!

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