jueves, 13 de enero de 2011

Aquellos sastres fueron nueve 6:

Tengo la sensación de que empiezo a irme por las ramas, así que voy a centrar mis ideas presentando a los que en mí viven y que me son queridos; los otros, alquilados que llegan y se van como los virus de un catarro, unos molestando sobremanera y algunos sin hacerse notar apenas, me resultan tan ajenos que ni me fijo en ellos.
Como he mencionado los locales que dan a la calle mantienen su actividad comercial como siempre, solo que ahora se me hace difícil recordar en qué consiste porque tan pronto hay una relojería, como una peluquería o un videoclub. Esta temporada tengo a mi derecha una tienda de telefonía y a mi izquierda una papelería con libros, prensa y revistas y no parece que funcionen mal ninguna de las dos. A la gente que las trabaja casi no la conozco, son alquilados a través de agencias, entran y salen desde la calle y no nos relacionamos.

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