miércoles, 2 de marzo de 2011

Aquellos sastres fueron nueve 17:

- Las obras me tienen preocupada y como soy nueva en la casa no se bien como están las cosas. Tenía entendido que iba a ser una especie de lavado de cara como suele decirse, pero ayer escuché a un par de trabajadores comentar entre ellos que de no estar clara la cosa habría que demoler. ¡Imagínese, me he quedado de piedra!
- Lo mismito que me estoy quedando yo ahora. ¿No sería que hablaban de otro edificio?
- Juraría que no. Y tengo un disgusto que no me deja dormir cuando soy un lirón. ¿Qué es lo que pasa, Mariola?
- No tengo la menor idea, lo que dices es una novedad para mí. Luego más tarde, a media mañana porque él no madruga, subiré a preguntar a Lázaro por si sabe algo, o a Agustín que es más avispado y está más al corriente de las cosas. ¿Los conoces?
- No estoy segura, aunque los habré visto, supongo.
- Seguro. Bueno, cuando vuelvas del trabajo pásate por aquí a ver qué he podido averiguar.
- De acuerdo. Hasta la tarde.
- Adios. Que tengas un buen día.

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