domingo, 19 de junio de 2011

Doña Isabel 19:

TERCER ACTO - Cuadro Primero

(En el jardín de la casa gallega. Unos entran y otros salen. Reina un cierto alboroto porque es el último día de vacaciones y quien más quien menos prepara su equipaje para regresar a casa. Isabel, sentada en una butaca, cose. Agustín, en una especie de taller que ha montado, trabaja).

BLANCA : (Sentándose junto a la abuela). ¡Terminé con lo mío! Voy a descansar un ratito antes de que alguien me pida que le eche una mano. ¿Ya tienes tu equipaje preparado?
ISABEL : Todo está en orden. ¿Te lo has pasado bien este verano?
BLANCA : Estupendamente, abuela. He disfrutado como nunca; es una pena que se terminen las vacaciones, porque yo aún no me he hartado. Otros años, a estas alturas, hasta me apetecía volver al trabajo, pero éste... todavía me quedan dentro unas cuantas muñeiras.
ISABEL : ¡Cuanto me alegro! ¿Dispuesta entonces a volver el año que viene?
BLANCA : Tendré que pensarlo, no me gustaría aguar el buen recuerdo que me llevo.
GONZALO : (Llega con Eduardo y toman asiento). Yo también he disfrutado, abuela, pero el año que viene pasaré las vacaciones en cualquier otro lugar donde haya más sol y más temperatura. Todo esto es muy bonito de ver, pero arruga un poco, ¿no os parece?
BLANCA : Sí, quizá, yo estoy de acuerdo.
ISABEL : O sea, que no estáis dispuestos a repetir ninguno de los dos.
GONZALO : Abuela, si tu quieres venir, te acompañaré todos los fines de semana que se te antoje, siempre que sea en invierno; al fin y al cabo frío aquí o frío allí... Pero en verano déjame sudar a mis anchas.
BLANCA : Abuela, si estáis tramando algún plan, que te conozco, cuenta con que yo tampoco voy a estar disponible. A Eduardo y a mi nos gusta variar y conocer sitios nuevos.
ISABEL : Blanca (le acaricia el pelo), no tenéis que darme explicaciones ni justificar nada. Si lo habéis pasado bien este verano ya es suficiente. (A Eduardo) ¿Y tú, hijo? ¿Cómo te ha ido?
EDUARDO : Bien, un verano más. Es que a mí todo esto del Camino de Santiago me parece... qué se yo. La verdad es que no se qué me parece, me trae al fresco. No me desagradaría vivir aquí, o al menos tener una casita para poder venir de vez en cuando a llenarme los ojos de verde y remojarme mientras paseo.
BLANCA : Oye, oye, esto tendremos que hablarlo muy despacio.
EDUARDO : Estoy dispuesto a negociar.

(Llegan Araceli y Ramón de dar un paseo).

RAMON : ¿Qué hay que negociar?
GONZALO : Nosotros nada, ellos. Eduardo quiere tener una casa aquí y Blanca no quiere ni pensarlo.
ARACELI : (Con ironía) Eduardo, no sabía que fueras tan melancólico.
EDUARDO : (Con risa forzada) ¡Abuelo! ¡Véngase para acá, que si falta usted parece que esto está vacío!
AGUSTIN : ¡Ahora mismo voy para allá! (Da un par de martillazos más y se acerca al grupo. Interroga a Isabel con la mirada y ella afirma).
ARACELI : (A los abuelos) Supongo que vosotros ya tenéis el equipaje hecho, ¿no? ¿A que hora es vuestro tren? El equipaje lo repartimos entre los dos coches, os acercamos a la estación y seguimos nuestro camino. No entiendo por qué no venís con nosotros en el coche, habiendo sitio como hay.
AGUSTIN : Un momento, Araceli. Mamá y yo queremos hablar con vosotros.

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