jueves, 1 de diciembre de 2011

Una Absurda Superstición 23 :

Di muchas vueltas por la ciudad con mi niña en los brazos buscando un techo bajo el que ella pudiese crecer feliz y yo envejecer protegiendo y modelando mi cría. La tarea resultó algo complicada porque con el dinero de que disponía no se podían hacer milagros pero después de mucho buscar encontré un apartamento con cocina y baño. Cierto que resultaba incómodo atravesar un portal lleno de estacas y tablones de madera que apuntalaban el edificio, pero los vecinos aseguraban que era precisamente gracias al estado ruinoso de la casa por lo que los alquileres eran tan bajos y por otra parte podríamos vivir allí muchos años aún, ¡de ayer era la fecha del desahucio! El piso era muy céntrico, formaba parte de uno de los barrios más antiguos de la ciudad y entre otras ventajas estaba la de que cuando llagara el momento la pequeñina podría ir a un colegio muy bueno. Otro asunto era como pagarlo pero eso ya se vería.

El tiempo de infancia de mi niña fue gozoso. Yo jamás lo olvidaré y ella siempre lo recordará, no me cabe ninguna duda.

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